Hoy os traigo la historia de un coche muy especial. Es un poco como Steve Jobs: o lo amas o lo odias con toda tu alma. Vale, la mayoría de la gente lo ve y le parece un coche horrible, pero a los dos o tres que les gusta, les encanta. Con todos ustedes el Reliant Robin.
¿Pero qué cojones…? ¡Si le falta una rueda!
Exacto, igual que a su padre, el Reliant Regal, un “coche” de 355 kg que se fabricó entre el 1953 y el 1973 y que se podía conducir con un carnet de motocicleta.
De este engendro salieron algunas soluciones interesantes, como puede ser dejar de usar un chasis de madera (que no eran tan raros en aquella época) y comenzar a utilizar una carrocería de fibra de vidrio. Es de los primeros plasticoches de la historia.
En 1973 fue sustituido por nuestro querido Reliant Robin MK1, otro plasticoche de fibra de vidrio, lanzado en un momento muy particular: La crisis del petróleo. Pensadlo, es una maniobra de marketing cojonuda: “sabemos que la gasolina está por las nubes, por lo que le ofrecemos un vehículo de baja potencia, con un peso reducido gracias a la carrocería de fibra de vidrio, y con menos componentes mecánicos, lo que nos permite reducir su peso aún más, y los costes de mantenimiento”. Y sólo renuncias a una rueda.
Fijaos si les salió bien la cosa que lo estuvieron vendiendo hasta 1982.

Después de esto, la idea no se retomó hasta que en 1989, el Reliant Robin MK2 vio la luz. Este aprovechó el tirón que ya tuvo en su día su hermano mayor y se vendió en tres carrocerías distintas, incluida una “furgoneta” que ellos llamaban Van, algo así como una Renault Express de 3 ruedas y techo bajo. Incluso se vendió con llantas, para que renunciases a una rueda sin renunciar al lujo.
Años después, en 1999 llegó el benjamín de la familia, el Reliant Robin MK3, que fue el primero en ser diseñado utilizando programas de CAD (diseño asistido por ordenador), algo bastante moderno en la época, sin llegar a ser rompedor.
Finalmente, después de 65 ediciones limitadas, el último Reliant Robin salió de producción en el año 2.001, aunque se siguió fabricando bajo licencia por B&N Plastics.
Lo que lo hace especial
Pero este coche es especial por más cosas, no solo por ser un Tamagotchi de tres ruedas fabricado en plástico con un motor de 850cc (había otro aun más pequeño: 750cc). Este coche es un icono de la cultura popular en Gran Bretaña. Existen carreras sólo de Reliant Robins, clubs de tunning del Reliant Robin, y apariciones estelares en series y programas típicos de las islas británicas.

Además, los tres petrolheads más famosos del mundo han hecho diabluras con varios Reliant Robin, como intentar convertir uno en un cohete, o hacer una prueba en la que lo vuelcan 6 veces… Aunque tenía truco. Es cierto que tener tres ruedas lo convierte en un coche inestable, pero ni hacía caballitos, ni volcaba con tanta facilidad como en el programa. El propio Jeremy Clarckson reconoció que habían utilizado contrapesos.
Un inglés muy especial